FABULA
Erase una vez una tortuga, que tan cansada estaba de la vida que solo se le ocurrió salir del agua para situarse en medio de una carretera para ver pasar la circulación, orgullosa, tomaba el sol en mitad de la carretera viendo el ir y venir de la circulación, meditando esta aventura que había emprendido fuera del agua cuando se estremeció al verse atrapada por una pata consecuencia de un conductor despistado que le paso la rueda del coche que conducía quedando la pobre tortuga inmóvil; pasadas unas horas de haber sufrido el atropello, la pobre tortuga se puso a reflexionar sobre su ocurrencia de salirse de su entorno del agua llegando a la conclusión: - yo ¡ torpe de mí ¡ me creía que el mundo era orégano y que solo lo ajeno era mejor que lo mío, ¡ O torpe de mí ¡ ahora me veo inútil y sin fuerzas para regresar a mí habita, más no podré volver a nadar con la soltura de mis manos y mis patas, conllevando el gran perjuicio que acarrearé a mi familia.
Nuevamente la tortuga en el agua, parecía avergonzarse ante sus hermanas que le preguntaban que le había ocurrido al ver su infortuna, la pobre tortuga contestaba la aventura que había experimentado quedándose perplejas las interlocutoras, las que tomaban buena nota para no caer en el mismo cansancio de aburrimiento como cayó esta pobrecita.
Pasaron los tiempos, la tortuga se hizo mayor y fue entonces cuando comprendió el mal comportamiento que había tenido en su juventud del lo que se arrepentía y trataba de transmitir a sus familiares para que estos no cayeran en la vanidad de aspirar a lo que no les pertenecía.
Tani 10/10/03
Erase una vez una tortuga, que tan cansada estaba de la vida que solo se le ocurrió salir del agua para situarse en medio de una carretera para ver pasar la circulación, orgullosa, tomaba el sol en mitad de la carretera viendo el ir y venir de la circulación, meditando esta aventura que había emprendido fuera del agua cuando se estremeció al verse atrapada por una pata consecuencia de un conductor despistado que le paso la rueda del coche que conducía quedando la pobre tortuga inmóvil; pasadas unas horas de haber sufrido el atropello, la pobre tortuga se puso a reflexionar sobre su ocurrencia de salirse de su entorno del agua llegando a la conclusión: - yo ¡ torpe de mí ¡ me creía que el mundo era orégano y que solo lo ajeno era mejor que lo mío, ¡ O torpe de mí ¡ ahora me veo inútil y sin fuerzas para regresar a mí habita, más no podré volver a nadar con la soltura de mis manos y mis patas, conllevando el gran perjuicio que acarrearé a mi familia.
Nuevamente la tortuga en el agua, parecía avergonzarse ante sus hermanas que le preguntaban que le había ocurrido al ver su infortuna, la pobre tortuga contestaba la aventura que había experimentado quedándose perplejas las interlocutoras, las que tomaban buena nota para no caer en el mismo cansancio de aburrimiento como cayó esta pobrecita.
Pasaron los tiempos, la tortuga se hizo mayor y fue entonces cuando comprendió el mal comportamiento que había tenido en su juventud del lo que se arrepentía y trataba de transmitir a sus familiares para que estos no cayeran en la vanidad de aspirar a lo que no les pertenecía.
Tani 10/10/03
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